miércoles, 2 de febrero de 2011

Yo si creo que el hombre ha ido a la luna.



Teorías de conspiración que circulan por todas partes, pasan de boca en boca, y cuando más se movilizan, más se autojustifican.
Gente que hace cosas que no dice porque tiene motivos ocultos para llevarlas a cabo.
Líderes escondidos que supuestamente nos manipulan y determinan nuestros gustos. Cortan nuestras alas para guiarnos como a borregos hacia donde a ellos les interesa. El ser humano, egoísta por naturaleza; si a esto le sumamos cierta capacidad de liderazgo y  una mínima popularidad logrará que todos los demás bajemos la cabeza, e incluso sin decirlo explícitamente conseguirá sus objetivos a base de movernos a nosotros, la gran masa descerebrada. (Véase Hitler, Bush o Inditex)

Compañías que te meten por los ojos BB, que de la noche a la mañana se convierte en el teléfono de moda, cuando en realidad todo comenzó porque les sobraban y no sabían qué hacer con tanto cacharro made in China.
Modas, precios, blogs, películas, ciudades, política, incluso el amor. Todo se basa en especulaciones, sin una base científica que corrobore que por lo que estamos apostando tiene una mínima efectividad.

Todo va demasiado rápido. Estamos acostumbrados a no pensar, a decidir ya, o sino perderemos los trenes en los que va la sociedad, y si la sociedad lo hace, es porque está bien, es lo correcto, ¡Allá vamos! Sin pensar.
Lo hacemos así porque lo hicieron así nuestros padres.
Vamos a tal sitio, porque van nuestros amigos.
Vestimos de tal manera porque lo impone la moda.
Nos Comemos un plátano al día, 1 actimel, 2 litros de agua, pan integral, 3 vasos de leche, 200 g de proteínas, una cucharada sopera de aceite de oliva, medio cubito de avecrem, dos tomates y una infusión relax para mantener nuestro tránsito intestinal perfecto. O eso dicen.
Logramos aprobar mil asignaturas para acabar una carrera (incluidas las ya en peligro de extinción de libre configuración), tras la cual, nos putearán durante años mientras lamemos culos para tener un sueldo mínimamente decente.
Nos enamoraremos, o sino da igual, juntarnos a alguien, para que no crean que estamos solos, porque eso es lo que se supone que tenemos que hacer, no se nos puede pasar el arroz.
Tener hijos, es importante tenerlos jóvenes, mientras nos dure la energía, y así criarlos sanamente.
Y contarle a cada uno de ellos todas estos pájaros mentales que nos han infundado nuestros padres y el mundo en el que vivimos porque se supone que es lo correcto.
¿Pero lo correcto para qué o para quien? ¿Realmente para conseguir tus objetivos hay que sufrir tanto? ¿Sacrificar tus mejores años haciendo las cosas basandote en consejos ajenos?

Lo correcto tal vez, para los que nos venden esta forma de interpretar la vida.
Los que nos dicen Carpe Diem ahora mismo y al mismo tiempo te dicen que seas austero y que explotes cada minuto formandote y sacrificandote para tener un maravilloso Carpe Diem en el futuro.
¡No es compatible!

Nos están intentando volver locos. Somos demasiado influenciables creo yo.
Va todo tan deprisa, y tenemos tanto miedo a perdernos lo que está pasando ahí fuera que no nos paramos a pensar qué rallos estamos haciendo. O tal vez ni nos atrevamos a planteárnoslo.
Así siempre viviremos en la mediocridad, una mediocridad muy enriquecedora, eso sí.

Alguien tiene un plan, y ese cerebro pensante es el único que sabe qué hace y los porqués de todo esto.
Y mueve los hilos.
Los hilos a su vez se desglosan como un árbol genealógico que se va ramificando de mil formas distintas, en función a los intereses de cada una de ellas.
A cada nivel el poder va disminuyendo sobre lo que hay debajo.
¿Y qué hay debajo, a ras de suelo?
Pues ahí debajo estamos el 98% de los humanoides que habitamos este maravilloso y estupendo planeta, que ya reniega de nosotros porque hemos perdido el norte. (el magnético y el geográfico)
Y qué solución nos ofrecen los de allá arriba a esta locura colectiva? Prozac.
Y se cierra el ciclo.

Por otro lado, si quieres tranquilidad, reflexión, no ser parte de la masa, ser fiel a ti mismo... (Álex de la Iglesia véase, sin ir más lejos) los de arriba te dan un portazo en la cara y te cortan el grifo, y hacen cualquier cosa para que ese 98% restante de los cerebros-nopensantes se posicionen en tu contra. Y que cunda el pánico silencioso, que nos aisla y que alimenta la crisis de valores.

¿Y entonces qué?

¿Qué tal si empezamos a pensar?

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