Decímetros cúbicos de alcohol, malentendido, amnesia, abrazo, tu mirada mientras otro me besa.
Como un tambor, un imán, pasar debajo de una ola, un pálpito, y tus ojos sonriéndome por primera vez.
Brisa nocturna , CO2 en los pulmones, esencia amarga encerrada en mi pecho, rumor en mis tímpanos.
La sonrisa de tus ojos, comisuras omnipresentes.
Atrapada siempre: entre tu cuerpo y la pared, entre tus manos y mi almohada, entre tu querer y no poder, en tu presencia constante.
Tú atado a mi juego, a mi saliva, a mi silencio, a mi reloj, a mis pestañas, a la yema de tus dedos, a mi ausencia infinita.
Márchate, hasta nunca. Te daré la espalda y caminaré en una dirección opuesta a la que tomes.
Consuelo para nuestras almas, que el mundo es redondo.
Tarde o temprano nos volveremos a encontrar frente a frente, para verme reflejada otra vez en el espejo de la sonrisa de tus ojos.
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