lunes, 7 de marzo de 2011

Cuestiones de cama

A veces intento dormir, de noche, en mi habitación, tapada, en silencio, quieta.
Hasta que decido girarme sobre mí misma 90º.
Cada vez que empiezo a sentirme incómoda me giro otro ángulo de 90º, siempre en la misma dirección.
En cada nueva posición un pensamiento diferente rebota en mi cabeza.

Mi mente pierde el control absolutamente, se va al espacio exterior, a planetas inhabitados, a la fosa de las Marianas, al triángulo de las Bermudas, al agujero de la capa de Ozono o a tu habitación.
Los neurotransmisores son dueños de sí mismos, solo parcialmente influenciados por mi grado de depresión o euforia según el día.

Paradójicamente aunque parezca que esto me ayude a conciliar el sueño, no es así en absoluto; el hecho de que mis pensamientos deambulen a su antojo por el universo, sin límite y sin tema obligatorio sobre el que centrarse hace que se sientan despiertos, cargados, efusivos. A ellos les gusta, y a mi me gusta que a ellos les guste.


Es moderadamente orgásmico.

Pero de vuelta de mi "viaje astral" cual espía de la segunda guerra mundial, la vida sigue, y tengo que desenchufar la máquina para que todo siga funcionando correctamente al día siguiente.

Me digo a mi misma: STOP. -Ahora a dormir, para, vuelve aquí: modo avión-. Y la pantalla entonces se pone absolutamente negra, y para hacerlo todo de una forma rápida y eficaz empiezo a ver siluetas de colores- Algo así como fuegos artificales-. La forma es diferente cada vez..
Pingüinos, cosas, monstruos... Eso sí, todo animado y cambiante, película 2D de bajo presupuesto.

Y con ese Salvapantallas mi cerebro hiberna toda la noche. (O véase siesta de tarde).

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