lunes, 17 de enero de 2011

Half an hour

Hoy amanecí con una tormenta en la cabeza.
En mi modo más inseguro alusiones de ti aparecieron en mi mente.
Mientras me hacía la trenza frente al espejo me miraba fijamente a los ojos y mi parte racional dio señales de vida:
-Otra vez has caido, otra vez le perteneces a alguien, has vuelto a cometer el mismo error. Soluciónalo.-

Lo usé como excusa para justificar mi falta de motivación para echarme algo de maquillaje sobre estas putas ojeras, ya inherentes a mi personalidad.
Además de no estar de humor, tenía el tiempo justo para salir pitando a clase.

En silencio, pero con mi interminable diálogo interior, sin frío, sin tener que abrir el paraguas. Algo bueno al salir del portal, gracias.

Mis ganas de llorar se transformaron en ganas de matar a alguien.

-Al menos es hoy, solo hoy, que es lunes. No puedes esperar nada bueno de los lunes. Un nudo en la garganta hoy, por unas horas, lo borras y vacías la papelera de reciclaje. Es así, definitivo, fácil, irreversible.-

La esperanza se rebeló y decidió abortar el plan.


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